*Inversión millonaria requiere el aeródromo «Pablo L. Sidar»
*Falta de medicamentos, evidencia de que la corrupción no ha terminado
El aeródromo «Pablo L. Sidar», única pista aérea autorizada en el municipio de Apatzingán, se encuentra en estado de suspenso, es decir, desautorizado para realizar operaciones aéreas, por parte de la Agencia de Aeronáutica Civil.
El motivo es la falta de mantenimiento en la pista de aterrizaje y la carencia de un cerco perimetral, entre otras necesidades que el gobierno del estado no ha cumplido para mantenerlo en calidad de funcional.
Son varios millones de pesos -por lo menos 10- los que se requieren para que reciba autorización para reiniciar las operaciones.
Es decir, la gestión que debe hacer la diputada local, Fanny Arreola Pichardo, es ante el gobierno del es estado, a fin de que obtenga los recursos económicos necesarios para reactivar la pista.
El autodromo tiene licencia vigente por 30 años más, pues apenas ya consumido 6 de los 36.años de vigencia. Hoy por hoy están suspendidas las actividades por órdenes superiores.
La legisladora necesita reorientar su estrategia, es cuestión de dinero, no de gestión administrativa solamente.
Ya después podrían venir los vuelos nacionales, si es que hay interés de las aerolíneas de abrir rutas desde Apatzingán a otros puntos de la República Mexicana.
¿Qué se necesita?
Dinero para rehabilitar la pista de aterrizaje, construir el cerco perimetral en más en más de cuatro mil 500 metros y mejoramiento oficinas administrativa.
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Toda la razón asiste al presidente Andrés Manuel López Obrador cuando refiere que si los productos chatarra llegan hasta las comunidades más alejadas, con mayor razón deben llegar los medicamentos para garantizar opciones de salud a los habitantes.
Sin embargo la falta de medicinas allí, donde precisamente se requieren, no es asunto de vías de comunicación, sino de criminal desabasto.
Mientras el presidente asegura que hay abasto en los hospitales, me permito decir que yo tengo otros datos.
Veamos, pues: el hospital regional «Bicentenario de la Constitución de Apatzingán», se encuentra inmejorablemente comunicado, con una autopista de cuatro carriles que conecta a esta ciudad con el resto del país, sin embargo la farmacia de dicho complejo médico está vacía. No hay productos y todo cuanto se necesita se tiene que comprar en las farmacias de la periferia del edificio a precios criminalmente elevados.
Nadie me lo contó. Yo lo viví en carne propia hace unos días cuando me tocó cuidar a un pariente que dependía al cien por ciento de mi y tuve que adquirir por fuera el 85 por ciento del medicamento que se le recetó.
En tres días y medio de hospitalización, los médicos prescribieron unos 20 diverso fármacos a mi familiar, de los cuales compré 17 y solamente tres me dotaron en la farmacia del interior del hospital.
Debo escribir aquí que en el regional no cuentan ni siquiera con frascos para muestras de laboratorio, de esos que en las farmacias suelen costar 5 pesos, y que en los negocios de medicamentos de la periferia del hospital se venden a 15 pesos.
Los dueños de esas farmacias no tienen consideración alguna y aprovechan todas las circunstancias.
Por ejemplo, en el interior del hospital sólo se permite a un acompañante por enfermo, y es esa persona la que tiene que salir a comprar las medicinas que a su paciente recetan.
Imposible trasladarse al centro de la ciudad, pues la exigencia es que no se deje demasiado tiempo solo al enfermo. No hay de otra, hay que salir corriendo a comprar caro, para regresar de inmediato.
Pero mire usted, en una ocasión que una de mis hijas me relevó en el cuidado de mi pariente, me habló por teléfono para decirme que se ocupaban unas ampoyetas que no había en la farmacia del interior, y que se tenían que comprar afuera. A mi hija no le alcanzaba el dinero que le dejé, y el medicamento tenía un costo de 1,300 pesos. Me pasó por mensaje.el nombre de la medicina y lo compre en el centro de la ciudad, en dónde pagué 484 pesos por la cajita de dos ampoyetas. Asimismo, un multivitamínico con un costo de 247 pesos afuera del hospital, lo compre en 121 en área urbana.
Creo que con eso queda dicho todo. No hacen falta más ejemplos.
Si verdad es que AMLO destina el dinero suficiente para el abasto de medicinas, entonces mentira es que se haya acabado la corrupción, porque los faltantes están en niveles alarmantes y eso indica que alguien se ha robado ese recurso económico todo el tiempo.
En contra parte, debo decir que la atención profesional en el hospital regional de Apatzingán, es excelente.
Médicos y enfermeras son atentos, pacientes y oportunos.
La visión contraria de enfermos y familiares puede deberse a la desesperación que se siente al no sentir o de no ver mejoría en la salud de los postrados en cama.
Generalmente el familiar del enfermo quisiera que, ante cualquier manifestación de sufrimiento de esa persona, un médico o una enfermera acudiera de inmediato a suministrar médicamente, sin embargo eso se hace en las horas indicadas por el galeno en turno. No antes ni después.
Pero no todo funciona a la perfección, directivos -y sindicato deben poner anteción una cajera déspota y un radiólogo que, a golpes, sugiere no se aplique lo que él considera violencia hacia los enfermos. -los propios empleados reconocen los altos niveles de intolerancia de esas dos personas-.
Por lo demás, la atención del personal es de calidad.